
Una casa como refugio de lo cotidiano
Bruma, una casa que se aleja del ruido y se llena de matices suaves,
donde la luz se tamiza, los materiales envuelven
y los ritmos se desaceleran.
Cada estancia es una pausa.
Cada textura, una invitación al recogimiento.
Aquí, lo importante no está en lo que se muestra,
sino en lo que se insinúa:
el deseo de habitar con calma,
y hacer del día a día un ritual íntimo y sereno.

Materiales nobles, líneas curvas y tonos envolventes generan un ritmo pausado.
Una reforma pensada para bajar el volumen de lo cotidiano
y devolverle a la casa su papel esencial:
acoger.




Todo habla del cuidado
Cada textura, cada unión, cada decisión tiene algo de hecho a medida.
De lo que se cuida.
De lo que se siente al tacto antes que a la vista.
De lo que permanece.
Una mesa con peso, una silla con memoria, una luz que no interrumpe.

Proyecto en curso