
Una forma de vivir que se desliza, se adapta, y se queda.
Hay hogares que no se ordenan por habitaciones, sino por momentos.
Por pausas compartidas, por gestos que se repiten sin decir nada.
NODO no es un estilo.
Es una forma de estar conectado.
Con lo que haces, con quien eres, con quien habita contigo.
Un lugar donde la materia no impone,
acompaña.
Donde cada curva invita a quedarse,
y cada textura habla de calma.
Una casa para quienes imaginan distinto
La de unos clientes jóvenes, con mentalidad abierta y una sensibilidad muy personal hacia el diseño. Personas que aprecian las formas y los volúmenes. Que buscan explorar nuevas formas de habitar.
Desde el primer encuentro lo tuvieron claro:
Querían una casa que escapara de lo previsible.
Un espacio común libre de compartimentos mentales y físicos,
flexible, contemporáneo, y conectado con su manera de vivir.
Por eso, NODO interpreta su esencia.
Rompe lo rígido para trazar una arquitectura más ligera, más viva.
Una casa que fluye con ellos
y con su forma de entender el presente: sin ruido, sin excesos,
pero con carácter y autenticidad.

El suelo y el zócalo se visten de microcemento continuo, dibujando un lienzo sin interrupciones.
Todo fluye con naturalidad, como si el espacio respirara sin cortes.
El panelado vertical, sutilmente texturizado,
aporta ritmo y envuelve en una calidez que no busca protagonismo,
solo quedarse cerca.
La madera, con su veta marcada,
introduce pausa, recuerdo, anclaje.
Como una conversación baja que te devuelve al presente.
La piedra veteada —en encimera y baño—
es un gesto de permanencia:
dura, bella, silenciosa.
Y en el corazón, la isla curva en acero satinado
equilibra lo sólido y lo suave.
Una presencia que no domina, pero sostiene.




DONDE TODO SE CONECTA
NODO es un espacio continuo donde la arquitectura no separa, sino que une.
El salón, la cocina y el comedor se funden de forma natural. Un pilar central, reinterpretado como tótem arquitectónico, organiza el espacio sin cerrarlo. Las curvas del techo suavizan el recorrido de la mirada, mientras que la luz natural se desliza por cortinas traslúcidas, dibujando sombras que evolucionan durante el día.
Aquí, el espacio no se impone.
Se insinúa con suavidad, dejando que el cuerpo fluya y que la mente respire.
No hay puertas innecesarias, ni gestos que reclamen atención.
Solo una armonía pensada al detalle, donde cada forma acompaña y cada material encuentra su lugar.
Nada compite.
Todo se entiende.
Proyecto en curso