



Un estudio de interiorismo en Bilbao donde la arquitectura interior se convierte en experiencia El estudio de interiorismo de Andrea Diego en Bilbao es mucho más que un lugar de trabajo: es una declaración de principios. Un espacio cuidado, lleno de intención y de energía; un lugar donde el diseño y el arte conviven de forma natural, invitando no solo a mirar, sino a conectar con el espacio.
Una reforma integral que refleja la identidad de Andrea Diego Studio: diseño, materia y conexión
Concebido como un proyecto de interiorismo y arquitectura interior aplicada a negocios, el estudio transforma un antiguo local compartimentado en un entorno abierto, luminoso y fluido. Cada material, cada curva y cada volumen expresan la filosofía del estudio: crear lugares que inspiran, que acogen y que hablan de una manera singular de entender el diseño de interiores en Bilbao.

El local original había sido una peluquería: compartimentado, oscuro y sin apenas relación con el exterior. El pasillo, orientado hacia la fachada, impedía aprovechar la gran superficie acristalada. La reforma integral transformó por completo la estructura, recuperando la luz natural y abriendo el interior hacia la calle. Hoy, el estudio se muestra con transparencia, sin filtros, dejando ver lo que ocurre dentro: la esencia de nuestro trabajo.



La inspiración nace de la idea de un espacio abierto y conectado con el entorno. Queríamos que el estudio reflejara nuestra manera de trabajar: un lugar sin barreras, donde los materiales, los tonos y las formas crean transiciones suaves entre las distintas áreas. La luz, la materia y el volumen son los que definen el ritmo del espacio, más que las paredes.

Uno de los retos principales fue el diseño de las mesas de trabajo. No queríamos que se percibieran como piezas convencionales, sino como elementos orgánicos que se integraran de forma natural, reforzando la identidad del estudio. El objetivo era alejarnos de la imagen tradicional de oficina y generar una sensación más cercana, más artesanal, donde las ideas fluyen con libertad.

Otro desafío fue la creación de la sala del árbol, nuestro espacio de reunión. La concebimos como un lugar íntimo y envolvente, donde reunirse no se sintiera como un acto formal, sino como un encuentro. El árbol central se convierte en símbolo del crecimiento compartido, y un gran armario oculto permite acceder a muestrarios y materiales sin romper la armonía visual. La combinación de techos más bajos, volúmenes cálidos y una cortina envolvente crea una atmósfera serena y acogedora.






Hoy, el Estudio Andrea Diego es la expresión más honesta de nuestra forma de entender el diseño: un lugar con alma, que invita a permanecer, a mirar despacio, a dejar que las ideas respiren.
Un espacio que no solo acoge nuestro trabajo, sino que lo encarna; que traduce en materia lo que somos.
